Curso de Tarot Gratis: La Suma Sacerdotisa

La Suma Sacerdotisa es el Arcano Mayor número 2. Le sigue al Mago y precede a la Emperatriz. Su correspondencia zodiacal es la Luna (y, por ende, el signo de Cáncer y el elemento agua).

En el Tarot Rider-Waite Smith, esta correspondencia con la luna se observa claramente en su corona con tres lunas y en el símbolo de la luna que se repite a sus pies. Tiene un velo de plumas y granadas, que representa lo masculino y lo femenino.

En esta baraja, se presenta tranquila pero poderosa, sentada entre dos columnas en el Templo de Salomón. Suele adquirir el rol de mediadora. Esto se debe a que tiene la capacidad de viajar entre diferentes planos – el terrenal y el espiritual. Lleva en sus manos un papiro y en su pecho una cruz. Esta carta se asocia mucho al inconsciente y la intuición.
La preponderancia del color celeste nos lleva a los cultos marianos. La Virgen María es quizás el único reconocimiento que hace la Iglesia Católica a las diosas femeninas de la antigüedad. La imagen que la Iglesia propone de María es la de una no-mujer asexuada cuya única misión en la vida es ser madre.

Pese a lo rígido de su simbología, la Virgen María es para muchas personas la única imagen de mujer como fuente de lo sagrado. Además, no debemos olvidar que María en Latinoamérica tiene como ancestra de linaje nada más ni nada menos que a la mismísima Pachamama. Una vez deconstruida y especialmente descolonizada, María entonces se vuelve la depositaria de la memoria colectiva del culto a la Madre Tierra. Estas idea se repite en prácticamente todas las regiones del mundo que han sido absorbidas por las ideas católico cristianas fruto de la llegada de misioneros con la idea de evangelizar a la población nativa.

La Suma Sacerdotisa y La Emperatriz son las dos cartas del Tarot que más se suelen relacionar con la mujer y lo femenino. Según lecturas patriarcales y misóginas, estas dos cartas son las dos caras de una misma moneda. Son parte de un binario que define a la mujer. Una mujer puede ser virtuosa, pura y madre, como La Emperatriz, o puede ser “la puta” que se atreve a desafiar esquemas como La Suma Sacerdotisa.

Aunque este Arcano no se suele relacionar de modo directo con la sexualidad, una mujer que se presenta como sabia y en contacto directo con la divinidad infunde miedo en instituciones y discursos que promueven relaciones de dominio de lo masculino sobre lo femenino. Por eso, se termina acusando a la Suma Sacerdotisa de ser impura sexualmente. ¿El objetivo de esto? Oscurecer su sabiduría.

Una lectura más inclusiva de las cartas Rider-Waite Smith rescata el Tarot como un lenguaje sagrado donde el todo está presente en las partes. Tanto la energía de la Suma Sacerdotisa como La Emperatriz son necesarias para todo el mundo en algún momento de sus vidas, independientemente del género.
La Suma Sacerdotisa ayuda a canalizar lo oculto o misterioso desde un lado que promueve la espiritualidad pero se aleja del dogma del Hierofante. Es la mujer sabia que se rescata de mitos y creencias anteriores a las religiones que se impusieron en el mundo occidental. Es un desafío a las cosmovisiones androcéntricas, centradas en el dominio.
La Suma Sacerdotisa, una vez se deconstruyen la multitud de discursos misóginos alrededor de ella, es una sibila o pitonisa en su más pura forma. Este Arcano rescata el rol de la mujer como creadora de significado y fuente de sabiduría.

Sin embargo, eso que La Suma Sacerdotisa logra canalizar de lo divino y lo etéreo necesitará luego ser procesado por una energía más terrenal. Aquí entra en juego La Emperatriz. Una vez la idea puede ser traducida desde el cosmos hasta que pisa la Tierra, necesitará de la red de cuidados que fomenta La Emperatriz.

Entonces, La Suma Sacerdotisa y La Emperatriz no son enemigas. Son un equipo. Son colegas y aliadas que trabajan codo a codo para materializar realidades que promuevan un mundo basado en los cuidados y la cooperación – y no el dominio.

Ejemplos positivos de La Suma Sacerdotisa en nuestra cultura

Encontramos mujeres de nuestra historia que encarnan el arquetipo de la Suma Sacerdotisa en figuras como Ada Lovelace y Emily Dickinson. Ambas lograron canalizar desde lo divino sabiduría tan invaluable para sus contemporáneos y la humanidad en general, que lograron adquirir cierto reconocimiento. Estos logros fueron a pesar de estar situadas en una sociedad patriarcal que no veía a la mujer como creadora de significado o conocimiento.

Incluso el día de hoy, Ada Lovelace es conocida como la primera programadora – y no solo la primera mujer en saber programar, la primera persona de cualquier género en tener la habilidad de hacerlo. Emily Dickinson, por su parte, logró infiltrarse como mujer (aunque ya veremos que se borran ciertos aspectos de su identidad en el proceso) en el cánon de la literatura norteamericana y se considera la indiscutible cofundadora (junto con Walt Whitman) del yo poético nacional de Estados Unidos.

Ada Lovelace

Ada Lovelace, nacida Augusta Ada Byron en Inglaterra en 1815, fue una matemática autodidacta. En 1833, le presentan a Charles Babbage, que estaba construyendo el primer prototipo de computadora digital. Babbage termina aportando sólo una pequeña parte a este prototipo, llamado “Analytical Engine”. Los aportes que hizo Ada a este prototipo fueron inmensos e invaluables. En su honor, se nombró “Ada” a un lenguaje temprano de programación.

Aunque llevó una vida privada que se puede llamar convencional, desafió paradigmas en cuanto a su vida pública. Su trayectoria profesional fue un desafío a la idea de que una mujer no podía ni debía profundizar sus conocimientos, mucho menos de algo como la ciencia o la matemática. Al final logra tener un impacto valioso sobre la computación – mucho antes de que existiera como hoy la conocemos.

Emily Dickinson, por su parte, nace en el seno de una familia conformada por un padre político muy comprometido con el cristianismo calvinista. Aunque ella nunca en su vida abandona su espiritualidad, desde niña cuestiona el dogma de su padre. Estos desafíos son luego plasmados en poesía escrita durante su adultez temprana.

Emily Dickinson

Su impacto en la literatura es tal que no deja de ser recordada y reconocida. Su nombre aparece en listas de lectura obligatoria de materias de literatura en todo el mundo en compañía de muchísimos hombres blancos – a veces la única mujer en esta lista.
Sin embargo, cae, como muchas mujeres que encarnaban a la Suma Sacerdotisa, en un arquetipo de mujer virtuosa que no le hace justicia a lo que fue en la realidad. Hasta hace muy poco, la historia la recordaba como una reclusa, una suerte de ermitaña que nunca se enamoró.

En realidad, Emily Dickinson estuvo profundamente enamorada por la mayor parte de su vida de su cuñada, la matemática Susan Gilbert. Hay numerosos poemas que se refieren a Susan por nombre, cargados de erotismo y palabras que expresan un claro amor romántico hacia ella. Además, se conserva la prolífica correspondencia entre las dos mujeres.
Aunque Susan nunca le llega a corresponder, por lo menos no en la misma magnitud que Emily, fue su musa, amiga, mentora y la primera lectora de muchas de sus obras. Tenían una relación que era difícil de clasificar o encasillar en cánones androcéntricos.

Ejemplos Negativos de la suma sacerdotisa en nuestra cultura

Encontramos no una sino tres mujeres que encarnan a la Suma Sacerdotisa en el mundo mágico creado por J.K. Rowling. Aunque esta autora se autoproclama feminista, es transodiante e insiste en que la experiencia de lo femenino pasa necesariamente por la genitalidad cosa que debe ser revisada con urgencia.

Termina perpetuando cosmovisiones misóginas en su obra. Las mujeres que son vistas como virtuosas y son recompensadas en el mundo que crea son aquellas que renuncian a características más ligadas con lo femenino, como la sensibilidad y el llanto, y se alinean más con cualidades relacionadas con la Espada – la lógica y la agresión.
La primera mujer que encarna este arquetipo es Sybill Trelawney (cuyo nombre de pila significa nada más y nada menos que “sibila”). Se la muestra como una figura ridícula aunque bienintencionada durante toda la saga. Se llegan a desestimar sus poderes oraculares hasta que se la muestra en un trance del que ella no es consciente y que no puede controlar.

Aunque formalmente se le da un espacio como mujer oracular, ya que es nombrada profesora de Adivinación, se la infantiliza y menosprecia. Al final del día solo sirve como fuente de humor y lo absurdo. Además, es un recurso para realzar las cualidades de la más racional profesora Minerva Macgonagall.

Luna Lovegood

Otra Suma Sacerdotisa de este mundo es Luna Lovegood, una joven adolescente que es capaz de ver un mundo lleno de magia más allá de lo que los demás pueden ver (en un entorno que ya de por sí es fantástico). Aunque sufre de marginalización y bullying en la escuela, nada le impide ser auténtica.
Se muestra calmada y centrada, incluso cuando la ridiculizan. Curiosamente, la persona que más censura a Luna es otra mujer, Hermione Granger, que la acusa de falta de racionalidad e incluso de locura. Esto no le impide a Luna ser fuente de sabiduría (a ratos) para el héroe de la saga, Harry Potter.

Finalmente, nos encontramos con otra Suma Sacerdotisa en la nueva saga de películas “Animales Fantásticos” en la figura de Queenie Goldstein. Queenie es una “femme fatale” que se alinea mucho con lo femenino en sus modales, acciones y palabras. Tiene el don de la legilimancia: es capaz de leer mentes. Por supuesto, el villano de la película eventualmente la convence a que se una al lado oscuro, solo para tomar ventaja de sus poderes especiales.
Incluso cuando Queenie se da cuenta de que tomó la decisión equivocada, solo el amor de un hombre puede salvarla – ella no puede o no quiere salvarse a sí misma. Curiosamente, Queenie también funciona como contraparte para una mujer virtuosa, que encarna las cualidades de “la Espada” – en este caso, su hermana Tina, cuya apariencia es mucho menos femenina y cuya ocupación es el equivalente de la policía en ese mundo fantástico.

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