Lenormand y Marie Laveau, las Dos Sibilas del Siglo XIX

La figura de Lenormand es la primera instancia, o por lo menos la primera instancia popular, que se da en el Occidente Cristiano de una mujer oracular o sibila. Más o menos contemporánea (aunque un tanto posterior) a Lenormand, del otro lado del océano atlántico, se encontraba otra sibila – Marie Laveau en Nueva Orleans.

Marie Laveau vodoo queen

Marie Laveau

Lenormand y Laveau comparten muchas características. Ambas eran mujeres que recibían consultas de personas, especialmente hombres, en el poder. Tuvieron un impacto sobre las decisiones que estas personas tomaban. La vida de ambas mujeres está rodeada de misterio, con algunos datos que no terminan de ser certeros.
Ambas dejaron una clara impronta sobre sus respectivas culturas, pero no lograron devolver a la sibila o pitonisa el poder que tenían en antiguas culturas. Pese a que ambas existieron como excepciones a la regla androcéntrica y colonialista, la misoginia y el racismo continuaron en las culturas de ambas. Las tarotistas no fueron ajenas a estos hechos de odio.

Marie Anne Adelaïde Lenormand

Marie Anne Adélaïde Lenormand vivió en Francia, en plena revolución francesa, entre 1772 y 1843. Logra cimentar su popularidad debido a su cercanía con la esposa de Napoleón, Josefina, cuyo destino como consorte de este importante personaje ella predice. Pese a la caída en desgracia de Napoleón, la pitonisa logra conservar su reputación.
La consultaron muchos líderes de la revolución francesa e incluso un zar ruso. Tenía modales y atributos que no eran usuales para las echadoras de cartas en ese entonces. Era culta, educada, y siempre iba acompañada de su animal de compañía: un gato.
Con el tiempo, logra abrir su propio negocio, que maneja con discreción. Pese a que no le faltaban detractores, logró llevar una carrera profesional exitosa como pitonisa y creadora de dos barajas de Tarot. Una de estas barajas, la Petit Lenormand, sobrevive intacta al día de hoy. Además, Lenormand escribió varios libros, no todos de ellos sobre temas ocultistas. Era una entusiasta de la historia. Esto se refleja en cierta simbología presente en ambas barajas de Tarot que diseña.

Más allá de la figura de Lenormand, la mujer como pitonisa no logra ser vista con respeto. El Tarot termina siendo apropiado por los intelectuales masones como una herramienta compleja que las mujeres de la clase baja no tienen la capacidad intelectual ni espiritual de entender. Incluso en el caso de las lecturas de la propia Lenormand, si ella acertaba, lo que se contaba después es que el consultante fue un héroe y tomó una buena decisión. Si ella erraba, por supuesto, tenía que cargar con toda la culpa, y además con el relato de ser una embustera y una manipuladora que trata de inmiscuirse en las decisiones de un pobre hombre.

Marie Laveau, por su parte, vivió en Nueva Orleans entre los años 1801 y 1881 (aunque los datos sobre su vida y su muerte son inciertos). Hija de una mujer afroamericana que logra liberarse de la esclavitud y de un próspero empresario mulato, Marie fue una mujer de color poderosa que actuó como líder espiritual y sibila para su comunidad.
Marie encarnaba una dualidad, pues era una devota católica y, al mismo tiempo, una Alta Sacerdotisa del Voodoo, una religión sincrética que integra creencias que provienen del continente africano y creencias del catolicismo o cristianismo.
Como es el caso de Lenormand, su popularidad fue tal que gente poderosa del área iba a buscar su consejo. Marie sentía un gran compromiso con su comunidad y ayudaba a las personas que lo necesitaban, tanto económica como espiritualmente. Eventualmente, decide “jubilarse” de su rol. La enterraron en el cementerio católico de St. Louis número 1. Hasta el día de hoy, su tumba recibe frecuentes visitas y se pueden observar numerosos pedidos y regalos.
Pese a la popularidad de Marie y su reputación como mujer altruista y comprometida con su comunidad, el Voodoo hasta el día de hoy se asocia únicamente con las artes oscuras. Las practicantes de ascendencia africana, incluso en pleno año 2022, tienen que enfrentarse no solo con la misoginia que conlleva ser una mujer que practica la magia si no además con creencias racistas y colonialistas. Estas creencias perpetúan que todo lo que proviene del continente africano se usa para causar daño, es “magia negra” (nótese que el color que se le adscribe a este tipo de magia no puede ser accidental).
Aunque el Tarot en sí mismo no es una herramienta misógina, colonialista o racista (especialmente ahora que se encuentran disponibles barajas como la Modern Witch, que toman las imágenes de Rider-Waite Smith y las repiensan para que incluyan figuras de afrodescendientes en papeles activos), muchos de los discursos y lecturas arraigadas de las cartas sí lo son. Para poder realizar lecturas más inclusivas, debemos tomar la decisión de alejarnos de ciertos esquemas entorno al Tarot y la espiritualidad. Debemos alejarnos de conceptos que solo reproducen la cultura de la dominación. Tomemos la decisión consciente de repensarnos como creadoras de significados y comprometernos con un proceso de deconstrucción. La dirección a la que debemos ir es hacia una cultura de la cooperación y el cuidado.

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